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Isla de Cabrera: historia, ¿Dónde queda? lugares turísticos y más

Isla de Cabrera o Isla de las Cabras es un pequeño islote, casi deshabitado, convertido en parque protegido, por las bellezas naturales que tiene en su superficie de  16 kms2. Ubicada al sur de la Isla de Mallorca, España, es un paraíso para los buceadores y amantes de paisajes, con flora y fauna impresionantes. Llena de vestigios de antepasados, con una triste y oscura historia que contar.

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Ubicada al sur de la Isla de Mallorca, España, es un paraíso para los buceadores y amantes de paisajes, con flora y fauna impresionantes. Llena de vestigios de antepasados, con una triste y oscura historia que contar.

Ubicación

Isla de Cabrera es la menor del Archipiélago de Cabrera, en las Islas Baleares, España. Pertenece al Distrito Centro de Palma de Mallorca (capital de la Isla de Mallorca),  desde 1991 decretado como Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera.

Cabe destacar que la Isla de Cabrera, aun cuando está en las Islas Baleares, pertenece al Archipiélago de las Gimnesias, nombre dado por los griegos a las Islas de Mallorca y Menorca.

Mapa

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Islas Baleares. España

Relieve

La mayor de las 19 islas e islotes del archipiélago es Isla de Cabrera, seguida por Isla Conejera. El 85% de su superficie está constituida por mar. La altura máxima de la isla se encuentra en Na Picamosques, con 172 metros de altitud.

Flora y Fauna

Bajo sus aguas viven gran cantidad de especies vegetales y animales, que se ven fácilmente debido a la claridad de las aguas.

Las de mayor número son las algas y posidonia oceánica, endémica de esta zona, principal fuente de vida del Mediterráneo, aunque lamentablemente en extinción.

En la parte terrestre se presenta una vegetación más mediterránea, con arbustos y árboles termófilos (maquias), matorrales xerófilos y algunos que otros pinos carrascos, propios de la región. A lo largo de su extensión, hay una rica vida tanto marina como terrestre.

En cuanto a la fauna marina, hay diversas especies de moluscos, crustáceos, esponjas y peces como salpas, doradas, lubinas, chopas, vacas y dentones, que hacen de esta isla el espacio de mayor biodiversidad íctica del Mediterráneo. Un poco más profundo, se pueden encontrar meros, pulpos, morenas, tortuga boba, delfines, entre otros.

Historia

El nombre de la isla deriva de las cabras montesas que vivían en ella, hoy desaparecidas. Isla de Cabrera fue hogar de las principales civilizaciones mediterráneas que se conocieron, fenicios, bizantinos, cartagineses y romanos.

Hay una historia de la Edad Media, que asegura que en la isla existió un monasterio, en el que los monjes cometían horribles crímenes “…que manifiestan que, más que servir a Dios, luchan y lo decimos llorando, a favor del antiguo enemigo«, tomado de la Epístola XIII-47, San Gregorio Magno.

Con motivo de los contínuos ataques de piratas, que desde esta isla hacían a las costas mallorquinas, se construyó un castillo en toda la entrada del puerto. Así evitaron que siguieran usando la isla como una base pirata, además que  vigilaban en mejor forma, las aguas cercanas a Mallorca.

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Siglo XIX. Prisioneros franceses

Durante la guerra de independencia de España, la Batalla de Bailén, de 1808, la cual ganaron los españoles, fueron arrestados unos 18 mil soldados franceses, aproximadamente, con diferentes sitios de reclusión. Los de mayor rango militar fueron llevados a Francia, donde fueron sancionados y cesados por Napoleón. (Ver artículo: Isla Guadalupe)

Otros 4 mil a las Islas Canarias, donde se reintegraron a sus vidas normales, pero la gran mayoría, unos 9 mil hombres más o menos, fueron destinados a Isla de Cabrera, quienes no corrieron con tanta suerte como sus compatriotas.

Pontones

Mientras esperaban su traslado a la Isla, estuvieron hacinados en buques-prisión o pontones, en pésimas condiciones, en Sanlúcar de Barrameda (provincia de Cádiz, España).

Desde Cádiz partieron esperando ser llevados a su patria, Francia, para ser intercambiados con presos españoles, más no fue así. Algunos murieron a manos de los aldeanos, quienes los odiaban a muerte. (Ver artículo: Islandia)

En el puerto, cuando estuvieron hacinados, por la falta de higiene, de comida y las malas condiciones,  enfermaron de disentería y se propagó la enfermedad a bordo del barco.

Desvío de los soldados

Los soldados españoles e ingleses no los querían cerca, por temor a contagios y problemas con sus rebeldes coterráneos. Se recibió una orden, de dejar a cerca de 7.000 hombres, en Isla de Cabrera. Esto fue el comienzo de una penosa estadía, la isla se convirtió en el primer campo de concentración de la historia.

Cautiverio de Cabrera

Durante cinco largos años esta isla fue una prisión sin barrotes, sin comida –la traían cada cuatro días desde la isla de Mallorca-, sin atenciones médicas, estaban abandonados a su suerte.

Debido a las tempestades, ocurridas en el canal que une a la isla de Mallorca con la de Cabrera, se atrasaron los envíos de comida, causando una rebelión de los franceses, quienes intentaron apoderarse del barco, que llegó ocho días después.

Esto provocó un rechazo de los suministradores de los víveres, quienes no quisieron volver a la isla. Durante ese tiempo que no volvieron con comida a la isla, se vivieron momentos intensos de desesperación, penurias, muertes por inanición.

No había muchos animales aptos de qué alimentarse, sólo algunas plantas, que a veces resultaron venenosas, como la patata de cabrera, con los previstos resultados, enfermedades y muerte.

Era imposible escapar, las abruptas costas y la lejanía de las islas más cercanas, les hacía imposible salir de allí, un verdadero calvario para los prisioneros, quienes veían cada vez menos recursos para subsistir. Acabaron con las cabras, los reptiles, conejos y hasta insectos.

¿Se convirtieron en caníbales?

Esta situación degeneró en un caos y locura, llevando a los franceses a practicar el canibalismo y la coprofagia, más otros episodios difíciles de narrar, sin causar verdadero dolor humano en el lector. Se dividieron en dos grupos, los “Robinsones”, que vivían en las costas y sobrevivían con lo que podían sacar del mar.

A los enfermos y “locos” se les obligó a vivir en cuevas, llamadas Cuevas de los Tártaros, quienes se organizaron para vivir de manera honrada. Este último grupo fundó una especie de poblado, sacaban sal y minerales de la isla, construyeron algunos utensilios de madera y hacían pequeñas obras teatrales, para intercambiar por comida con los soldados españoles e ingleses.

Los soldados iban de vez en cuando a llevar provisiones, desde los barcos que tenían en el mar, vigilando la prisión. Plantaron algunas semillas y coles, con las que preparaban caldos. Crearon pequeñas granjas de ratas, para garantizar algo de carne, para los días de “fiesta”.

Las pocas mujeres se prostituyeron, aunque no lo crean, a cambio de comida, que como pueden imaginar, no era muy alto el precio. Al firmarse la paz, tras el derrocamiento de Napoleón, en 1814, terminó esta fatídica etapa para los franceses confinados a prisión en esa isla.

Monumento a los soldados franceses

De cada cuatro prisioneros murieron tres, regresaron vivos a Francia sólo unas 3.600 personas de las 9 mil que fueron apresadas, de ellas  7 mil llegaron a la isla. Como recuerdo a los hombres y mujeres que murieron presas del sufrimiento y abandono, cuyos huesos permanecen entre las rocas de la isla, se levantó un monolito, de unos siete metros de altura, en la isla de Cabrera.

Monumento vergonzoso

Quedó como símbolo de vergüenza de los españoles, así como de los franceses, ya que los presos españoles en Francia, no corrieron mejor suerte ni destino. Se dice que en su interior, una cripta contiene a modo de muestra, despojos y huesos de aquellos desdichados hombres de la guerra.

Parque Nacional Marítimo-Terrestre Isla de Cabrera

La isla después de este oscuro episodio, a mediados de los años 60’, se utilizó como campo de instrucción militar y prácticas de tiro. Greenpeace, movimiento ecologista-popular, logró que el Parlamento de las Islas Baleares, declarara a la Isla de Cabrera como Parque Nacional Marítimo Terrestre, el 29 de abril de 1991.

Los militares salieron de la isla en 1999, pero siguen manteniendo la propiedad y alguna que otra presencia eventual, con la práctica de maniobras militares terrestres. Un militar es designado Director Adjunto del Parque Nacional.

Flora y Fauna

Este parque es uno de los espacios naturales mejor conservados del Mar Mediterráneo. Rico en fauna marina y terrestre. No hay un número elevado de mamíferos en la isla. Están el conejo, la rata negra, ratones, gatos cimarrones y erizos morunos, sin dejar de nombrar a los murciélagos autóctonos de la isla.

En el archipiélago de la Isla de Cabrera hay aproximadamente once subespecies de reptiles, destacándose las poblaciones de lagartija balear, endémica de la región. Son de unos 15 cms de largo, de color azul, negro y verde. Cada isla tiene una subespecie, que se ha ido transformando, según las condiciones genéticas a las que son sometidas, desde hace miles de años.

La salamanquesa y el dragonet, son otros reptiles que son numerosos, no así los anfibios, que son los grandes ausentes del archipiélago. Las aves sí constituyen una importante riqueza biológica en la isla, su abundancia y variedad, tanto de las que habitan allí, o las que pasan en épocas de migración y anidación.

Zona de Especial Protección para las Aves

Esto hizo que fuera declarada Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Forman colonias algunas especies como la gaviota pata amarilla, gaviota de Audouin, pardela cenicienta, pardela balear, paiño común y cormorán moñudo.

Las más emblemáticas son las rapaces, el halcón peregrino, halcón de Eleonor y el cernícalo común.  Algunas están en peligro de extinción. Así mismo, el águila pescadora es muy común en la isla de Cabrera, fueron acosadas, tiempos atrás, por cazadores que disparaban desde las embarcaciones, que las ahuyentaron por un tiempo largo.(Ver artículo: Islas de Ecuador)

Por suerte, regresaron a nidificar en los años 1976 y 77. También se encuentran jilgueros, pinzones, lúganos y verderones, además del roquero solitario. No dejan de sorprender nuevas especies marinas, como crustáceos endémicos, descubiertos en las aguas de las cuevas.

Vell Marí

Vell Marí

Hay un mamífero que llama la atención por su gran tamaño y peso, el Vell Marí, considerado como uno de los 10 animales más amenazados de extinción, por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. El último que se vio fue en el Archipiélago de Cabrera. Se están haciendo esfuerzos para reintroducir la especie a largo plazo, para no permitir su desaparición.

Isla Conejera

Es la segunda isla en tamaño e importancia del Parque Nacional Marítimo-Terrestre Isla de Cabrera, además una de las zonas más importantes en conservación de aves. Tanto en Ibiza como en Cantabria, hay islas con este mismo nombre. Tiene una longitud de 1,8 kms y 1,1 kms de ancho. (Ver artículo: Islas de Europa)

Habitantes

No hay datos sobre vida humana en la isla Conejera. La casi totalidad de su superficie está cubierta de vegetación, por ser parte del Parque Nacional Marítimo-Terrestre Isla de Cabrera. La flora y fauna es virgen, con muchas especies endémicas y algunas foráneas. Sirve de refugio para aves y tortugas, que van a anidar sus huevos en estas tierras. (Ver artículo: Isla La Orchila)

Sitios turísticos en Isla de Cabrera

El Parque tiene sus limitaciones en cuanto a visitas diarias, los visitantes llegan en “golondrinas”, que son cierto tipo de embarcaciones, que llegan repletas de turistas, con promotores turísticos. Las visitas guiadas son frecuentes para conocer las islas del archipiélago, con rutas de senderismo, que incluyen paseo al Castillo y al Faro de la Isla de Cabrera.

Por lo general, las visitas se hacen en un solo día, la isla no cuenta con instalaciones para albergar turistas, ni mucho menos. Sólo hay un par de casas de pescadores, un cuartel de la Guardia Civil, un faro, una bodega que los dueños que compraron la isla, años atrás, usaron, cuando intentaron cultivar uva en la isla, posteriormente se convirtió en museo.

El Castillo de Cabrera y un cementerio con dos tumbas visibles, es lo otro que puede conseguirse en la isla. El mayor tiempo se aprovecha en las playas, con actividades deportivas acuáticas, asi como excursiones y visitas a los sitios o ruinas históricas.

Se hacen picnic, ya que sólo hay un sitio que vende bebidas refrescantes, para los más relajados, con llevarse un buen libro y una hamaca, tienen el día perfecto.

Sa Cova Blava o Cueva Azul

Es una cueva de gran belleza y llena de magia, en la que al entrar por vez primera no se sabe que va uno a encontrar o ver. Es como una caja de sorpresa, al entrar se ve la majestuosidad de lo natural.  Al atardecer,  los colores al reflejar los rayos del sol en sus paredes, que son todas lisas, sin recovecos, son un verdadero regalo celestial.

El techo, como si de una cúpula se tratara, cubre toda la cueva y el reflejo azul del agua se ve en sus superficies. El agua es muy fría y cristalina, tiene algunas medusas, que mantienen a raya al espectador de esta impresionante joya natural.

Colina La Miranda

Desde esta colina se aprecian bellísimas vistas, además de conocer sitios emblemáticos de la isla. Por ejemplo, la casa de la familia Feliu, quienes fueron los últimos propietarios de la isla, antes de ser vendida  o expropiada, según otras versiones, por el Estado, en 1916.

El “celler” o bodega de uvas y vinos, que la familia Feliu empezó cuando cosechaban la vid, la cual después fue convertida en museo;  el monumento erigido en honor a los soldados franceses, como un negro y fatídico recordatorio de este capítulo en la historia de la isla de Cabrera. (Ver artículo: Isla Cozumel)

Puig d’Es Castell o Castillo de Cabrera

A 72 mts/s.n.m. se erige esta fortaleza, que sirvió para defender a la isla de los piratas, que llegaban para usarla como base para atacar a las islas vecinas, especialmente la de Mallorca.

Desde la cima se tiene una vista panorámica de casi toda la costa, desde donde podían controlar la venida de los corsarios berberiscos, que acostumbraban acosar a las islas Baleares. También fue usado por los soldados ingleses y españoles, para vigilar a los miles de prisioneros franceses, con el fin de evitar cualquier motín o acto de rebeldía.

Las paredes del castillo tienen graffitis, que son testigos de lo ocurrido durante esa triste y oscura etapa de la historia de esta majestuosa edificación. Esta fortaleza está vacía, sólo con los pasillos y estancias, que llevan al turista a las atalayas, desde donde se ven hermosas vistas de la isla y sus alrededores.

Restos en Monasterio de Cabrera

Necrópolis bizantina

En Isla de Cabrera se asentó una congregación de monjes a mediados del siglo V. No había muchos habitantes, ya que en la isla nunca hubo buenas condiciones de vida. Los pobladores morían de viejos, enfermos o de hambre.

Los monjes construyeron un cementerio o necrópolis, cerca de la playa, que no pasan de ser unos hoyos excavados, en forma de sarcófago y forrados en piedra. En los trabajos de excavaciones recientes, se encontraron conchas de caurí púrpura, que antiguamente era muy cotizado en la nobleza europea, por el color que se extraía de ellas.

La medicina china la utiliza para apaciguar el hígado, insomnio, convulsiones en niños, entre otras propiedades curativas.

Cala de Santa María

Barracas de los prisioneros de Napoleón

Es realmente asombroso el comportamiento del hombre, aun en sus momentos más desesperados, en medio de tanta miseria. Los soldados franceses, con hambre, enfermedades e incertidumbres sobre su destino, fueron capaces de construir, con lo que tenían a mano, en una isla solitaria, sin instrumentos ni herramientas, unos barracones o barracas para sus actividades.

En ellas alfabetizaron a los prisioneros, que no sabían leer y a su vez, elaboraban piezas de artesanía, para intercambiar por comida con los soldados españoles.

Otros se ocuparon de escribir sus memorias, relatos horribles de lo que estaba ocurriendo en sus vidas, para alguna vez contarlos y sentar un precedente, sobre la maldad y tragedia que conllevan las inútiles guerras.

En recientes excavaciones realizadas en la isla, se encontraron restos de uniformes de los soldados, huesos, instrumentos de trabajo, hechos por ellos mismos, que dan fe del horror que vivieron en aquella isla española, todo por causa de una guerra.

Puerto de Isla de Cabrera

Playas de Isla de Cabrera

En el Archipiélago de Cabrera, en Isla de Cabrera, hay diferentes playas que vale la pena conocer, aun con sus limitaciones, por estar dentro de una zona natural protegida.

Algunas de ellas como Sa Platgeta, S’Empalmador y Platga d’es Pagés y la Cova Blanca, son destinos preferidos de visitantes extranjeros, que además de tener el placer de conocerlas, también son amantes de la fotografía, los deportes acuáticos y otros, solo por diversión o descanso.

A las playas de la isla se debe ir con una serie de instrucciones y recomendaciones, por ser un parque natural protegido. Siempre es bueno ir en visitas guiadas, por personas conocedoras del sitio.

Por el lado suroeste de la isla de Cabrera se puede conquistar la cima donde está el faro, en la península de Ensiola, no sin antes apreciar el paisaje con los acantilados. Entre las hermosas playas para visitar están:

Playa de Espalmador

Está ubicada a unos 15 minutos, desde el embarcadero habilitado para la llegada de embarcaciones privadas y las que alquilan, para llegar a este hermoso lugar del Parque Nacional.

Anteriormente llegaban allí los piratas turcos y norteafricanos, que tenían como fin saquear las costas mallorquinas. No hay servicios para turistas, es sola, silenciosa y casi virgen.  Sus aguas limpias, cristalinas, así como su arena impoluta ofrecen un día de descanso, sol y mucho conocimiento de la historia de ese mágico paraje.

Punta Galiota

Para los que bucean con botellas, nada mejor que visitar Punta Galiota. Todos los días se expiden los permisos para participar en esta actividad, que deja atónito a más de uno, por las increíbles especies marinas y flora colorida, todo en un solo lugar.

Playas de Cas Page

Con la misma pulcritud de las demás playas, esta brinda inolvidables parajes y frescura de sus aguas, en las que se puede practicar snorkel, buceo y todo lo que permita ver de cerca las inigualables especies marinas, que están en el fondo del mar. (Ver artículo: Isla de Hawái)

Leyendas de la isla

Como toda isla o espacio solitario, con tantas historias vividas en ellas, tiene leyendas o mitos, inventados o rescatados por sus pobladores, que a su vez oyeron de sus antepasados. Más aún la Isla de Cabrera, que vivió momentos trágicos y espeluznantes, en tiempos de guerras.

Cementerio de dos tumbas

Una de las leyendas más famosas de la isla de Cabrera es la del cementerio. Se dice que fueron enterrados dos hombres, un pescador de Mallorca, conocido como En Lluent, que se ahogó en una tormenta. El otro, un soldado alemán de la II Guerra Mundial, Johannes Böckler, que por un fallo en el motor, estrelló el avión en el que viajaba, desde Francia a Argelia, cerca de uno de los islotes, en el año 1944.

Eran cuatro tripulantes, quienes se lanzaron al mar antes de estrellarse el avión, sólo uno sobrevivió y alertó con bengalas para ser rescatado. Böckler fue encontrado muerto por unos pescadores en la isla, otro fue encontrado muerto en Mallorca,  y hubo uno del que nunca se supo su paradero.

Los pescadores y militares que frecuentaban la isla, empezaron a denunciar la presencia de espíritus, cerca del Castillo de Cabrera. Ellos contaban que cada noche el fantasma del piloto alemán caminaba por la isla, llorando e implorando ser enterrado en su patria.

Leyendas

Repatriación de los restos

Fue tal la presión y convicción de los asustados militares, que habitaban la isla y de los visitantes, que llegó una comisión de víctimas de la guerra, Comisión de Conservación de Tumbas Militares Alemanas,  para exhumar los restos y llevarlos a tierras germanas.

Decían que ese cuerpo no podía descansar en paz, por la lejanía en la que se encontraba de su tierra de origen.

No se sabe a ciencia cierta, si con eso dejó de aparecer el espíritu en la isla, pero para darle más sazón a la leyenda, ahora dicen que en un cementerio alemán, aparece el fantasma de un pescador.

Aparece suplicando, no se entiende su idioma, para regresar a su tumba, en las aguas del Mediterráneo. Muchos también dicen que el piloto sigue llorando en la isla, para que se lo lleven de allí.

Cruz de los franceses

El gobierno francés levantó en la isla una cruz, en honor a los prisioneros franceses, que fueron abandonados allí a su suerte. Hay muchas historias, que se tejieron en torno a los sufrimientos que padecieron, mientras estuvieron cautivos.

Menos de la mitad de los soldados sobrevivieron, llegaron famélicos, casi desnudos (la ropa a veces la usaban para darle sabor a sus caldos), excepto uno, presumiblemente caníbal, que engañaba a sus compañeros, ofreciendo compartir comida en una cueva, donde los asesinaba y se los comía.

No hay rastros de esa cueva, pero los visitantes sienten terror, al sólo escuchar esa historia o leyenda.

“La Isla de Cabrera y la Guerra Civil”

De esta Isla hay un libro escrito por Joan Rigo Bonet, llamado «La isla de Cabrera y la Guerra Civil”. Está basado en la historia de una familia, que vivió en la Isla de Cabrera, en el año 1932, probando suerte con actividades agrícolas y ganaderas.

El primogénito de la familia, Jeroni, testigo presencial, relata cómo era la vida en la Isla en esas fechas,  y cómo las dos familias, que residieron al mismo tiempo en la isla, tenían una convivencia pacífica y agradable.

Todo cambió cuando empezó la Guerra Civil, la relación entre las familias tomó un giro de 180 grados, acabando con la armonía y tranquilidad de sus integrantes.

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